Cuidar de ti, ante todo

El maestro Zhen Qingchuan nos hizo el siguiente cuento durante el su Recovery course en diciembre 2016. Lo he recreado literariamente. 

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Era una hombre o una mujer a quien le encantaba el dinero y las posesiones, todos los días gustaba de agregar un nuevo cero a  sus ganancias. DSC_0005
Trabajaba duro para que los ceros se multiplicaran uno tras otro, uno tras otro. Y así la cifra crecía y crecía.

Mas y más

Cada día restaba una hora de sueño a la noche para idear cómo aumentar su fortuna. Poco a poco fue perdiendo el interés por sus seres queridos, las ganas de salir con sus amigos, el anhelo de ir de paseo al campo e incluso, durante sus vacaciones, seguían desvelándole sus negocios.

A pesar de que sus seres queridos se lo recordaban, la mujer o el hombre, no era consciente de que, en las cifras, el número 1 era él mismo. Estaba tan ciego que no era capaz de darse cuenta. Se contentaba con darle regalos caros a los suyos y pagarles buenos colegios.

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Un buen día, sucedió que amaneció sin vida: Plif… Era una persona fuerte y sana, pero su obsesión por tener y tener le había alejado cada vez más de sí mismo, hasta perder su conciencia -su SHEN- completamente.

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Sin el 1, las cifras pierden por completo su sentido y dejan de tener valor alguno.

A ver cómo llevas la empresa de la vida, jajajaja. ¿Qué lugar ocupas en tu empresa? ¿Cuánto tiempo te dedicas a cultivar tu bienestar, tu disfrute, tu capacidad de jugar, tu gracia de compartir con los otros y de mantenerte saludable? ¿A quién, a cuántos les debes un abrazo?…

Y a ti, ¿cuándo te lo vas a dar?…

¿No tienes tiempo?… ¿Para qué usas tu tiempo entonces?

Hemos tomado este cuento de Letras Taoístas y nos hizo evocar el cuento que hemos compartido arriba.


¡Qué difícil… es hacer que mires dentro de ti!

Había una vez un hombre que se asustaba tanto de su propia sombra y odiaba tanto sus pasos que decidió huir de ambos. Pero cuanto más levantaba los pies, más huellas dejaba. Por más que echara a correr, su sombra no se separaba de él. Pensando que no estaba corriendo lo suficiente, empezó a correr como una flecha, hasta que finalmente agotó todas sus fuerzas y cayó muerto. No se dio cuenta de que si simplemente se hubiera sentado bajo la sombra de un árbol, su sombra se habría desvanecido, y que si hubiera vivido en la quietud, sus huellas habrían desaparecido. Fue estúpido. Extremadamente estúpido.

Ahora bien, tú examinas la bondad y la rectitud. Buscas los límites entre lo similar y lo diferente. Examinas los cambios de la quietud y el movimiento. Estableces las normas para dar y recibir. Haces principios del amor y del odio, y armonizas situaciones para la felicidad y el enojo. Y, sin embargo, estos mecanismos tuyos no han logrado salvarte.

Dedícate simplemente a cuidar de ti mismo. Guarda la verdad en tu corazón, y pon de nuevo las cosas en la mano de los demás, de ese modo nada te atará.

Ahora, ¿no estás cuidando de ti mismo e intentas cuidar de los demás?

Letras Taoístas

Bibliografia:

Sam Hamill y J. P. Seaton « LA SABIDURÍA DE CHUANG TSE Textos fundamentales del taoísmo; Ediciones Oniro. S.A. Barcelona – España, 2000.


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