Mi primer retiro con el maestro WEI 

Vista parcial del grupo. Asomando detrás del árbol, el Maestro Wei QiFeng

Un post de Alfonso

Del 15 al 22 de agosto en Girona (España) tuve la ocasión, junto a mi esposa Luisa, de participar por primera vez en un retiro organizado por La Comunidad de Conciencia Mundial, con el sugerente título de “AUTOSANAR” (Despierta tu conciencia, Armoniza tus emociones, Sana tu vida).

Junto con alrededor de 55 participantes de diversos lugares de la península y diferentes países estuvimos durante una semana impregnándonos de la sabiduría del maestro y del “campo de conciencia” que pudimos crear entre todos. Utilizo la palabra impregnar porque como lluvia fina y sutil, que no moja, pero humedece y suaviza el corazón, nuestro cuerpo, nuestro qi, y nuestra conciencia recibimos el amor que cada uno pudo albergar.

Y eso quedó reflejado en la naturalidad, sonrisa y espontaneidad tanto del maestro Wei, como con aquellas personas que te comunicabas con palabras, con una sonrisa de complicidad, o con cualquier tipo de gesto que surgía en el momento.

Desde el inicio sentí, sentimos que, desde el primer momento del retiro, desde la primera palabra de la enseñanza se creó un estado de conciencia, un estado del ser, que se fue desarrollando a lo largo de todo el tiempo. Para simplificar y dar contenido se utilizaba la palabra MingJue, indicando el estado de bebé puro y despierto. Como el estado de un bebé recién amamantado, que se queda dormido (pero no dormido), relajado, en paz, satisfecho y experimentándose a sí mismo en el momento presente. Ahí no hay discriminación, juicios, no hay dentro ni afuera, todo es como uno.

A medida que transcurrían las horas, la quietud, la serenidad iban creciendo, sentí como el tiempo se detenía, no había lugar donde ir y nada que hacer, no había expectativas de alcanzar algo, e incluso que sanar algo. Todo estaba bien. Haola! (término que se utiliza para entender y sentir que todo, absolutamente todo, ocurre como un regalo…).

A medida que transcurría el retiro fuimos tocando aspectos que tienen que ver con el origen y causas de los problemas de todo tipo que experimentamos, que al mismo tiempo indicaban la constitución del ser humano y de la vida misma. Todo lo relacionado con el origen de los problemas con el cuerpo, y de cómo está vinculado al qi, la energía, el entorno, y de cómo experimenta cada uno cada situación a través de sus emociones (aversión, odio, deseo, etc.); y claro está cómo etiquetamos individualmente todo ello con nuestros pensamientos. De manera que, el compendio que todos esos componentes, forman lo que se denominó como “marco de referencia”. Dicho de otra manera, son las “gafas”, que utilizamos para ver e interpretar la vida. Aquellas gafas que aumentan o disminuyen nuestras experiencias humanas.

Con todos estos elementos teníamos material para investigar sobre las propias dificultades. Formamos pequeños grupos de 6 personas, donde cada uno pudo compartir aquellos componentes personales que habían desencadenado sufrimiento, o bloqueo en su vida. De manera que el resto del grupo podía aportar ideas que podían ayudar a comprender la situación personal que se exponía.

Personalmente pude profundizar en el origen de varias enfermedades que he padecido, y todavía experimento en mi vida. Empezando por las causas físicas y emocionales que pudieron crearlas. Desde la amputación de la pierna derecha por un tumor, hasta insuficiencia cardiaca grave y ahora un cáncer de próstata. Y tal y como compartí en el grupo fueron y son tres grandes “regalos” que la vida me ha ofrecido para aprender y modelar mi vida. Sí, regalos, porque la falta de una pierna, no es ausencia, sino transformación que llevo incorporada en mi manera de “moverme” (jeje) y sentir la vida (la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Nada aparece y desaparece… todo está ahí en diferente nivel de expresión).

A propósito de “moverse”, durante el retiro tuvimos pequeños momentos, pero grandes en su expresión, de bailar con una música maravillosa, donde más que agitar descontroladamente el cuerpo, en aquel campo de conciencia que se iba creando, nuestros cuerpos danzaban, como el fluir de un río o las olas del mar. Hasta este cuerpo no pudo resistirse y sujetado por dos muletas, o sin ellas (jeje), seguía la corriente. Dentro, se notaba que cada uno se movía desde dentro, como una práctica meditativa, era una meditación. El observador se observaba a sí mismo, y el cuerpo era su expresión. Nuestro cuerpo era qi, energía en movimiento, lento, fluido, libre, sin pensamientos de prejuicios, o emociones exaltadas. Allí estábamos sonrientes por la experiencia que se estaba dando.

El maestro Wei profundizó mucho en el significado del marco de referencia, o patrones mentales y hábitos físicos, y en llegar a observar cómo hay detonantes, externos o internos, aspectos de nuestro propio marco de referencia. En definitiva, es uno mismo quien coloca un tipo de información en su vida que genera consecuencias.

Y aquí encuentro dos de las palabras clave, para mí, de esta parte del retiro: detonantes e información. Según nos dio a comprender el maestro, todo en el universo es materia, qi e información. No voy a repetir lo que dijo porque metería la pata que me falta (jeje). Simplemente entendí que a nivel de pensamiento el tipo de palabras que utilizamos para definir las experiencias o la vida en general, las ideas, las emociones con las que nos valoramos a nosotros mismos y a los demás, son un tipo de datos que crean nuestra realidad. De ahí la frase: “cada uno vive en su propio mundo”, cada uno experimenta su propia información. Quizá fácil de comprender pero que a esta altura de nuestra vida necesita entrenamiento.

Y hablando de entrenamiento llegaron los métodos, las prácticas que propuso para ayudarnos a que la energía fluya sin obstáculos en nuestro cuerpo y en nuestra mente, y podamos ir descubriendo “quien en mí se está experimentado a sí mismo” o, dicho de otro modo, “quien soy yo”, como realidad última. Aquí nos enseñó a cómo podemos experimentar la relación de lo individual con lo universal. El individuo con su entorno. La persona con sus relaciones. El observador con lo observado. En definitiva, la percepción de la no-dualidad (no hay dentro ni fuera), la experiencia de la no localidad, es decir la fijación y apego con nuestro cuerpo……..

Qué más decir…. seguir observando, seguir experimentando la realidad de MingJue, ese bebé despierto que está en la memoria de cada uno y podemos rescatar de nuestra memoria y experimentarlo de nuevo. Hay muchas cosas que dejaré en el tintero para que podamos experimentar desde el corazón, qué es esto de “vivir la vida”.

Haola!!!


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2 respuestas a “Mi primer retiro con el maestro WEI 

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