La diferencia entre vivir y honrar la vida está en el darse cuenta. Aprender a darse cuenta de las sensaciones externas, ponerles palabras, sentir las sensaciones internas, expresarlas, percibir más allá de los sentidos, reconocer las emociones cuando llegan, experimentar el cuerpo sutil o energético, implica hacer la práctica consciente de abrirse. Abrirse suena a algo natural. Se abre la tierra para el pasaje del agua, se vuelve a abrir para el brotar de la semilla, se abre la semilla para dar lugar a la planta, se abre la flor a una inmensa diversidad de insectos para permitir que nazca el fruto, se abre el fruto para ser comido. Cuando las personas se abren, la apertura se manifiesta en su receptividad. La receptividad hacia lo externo y la receptividad hacia lo interno. La receptividad hacia los mundo internos es la que nos hará auténticamente auto-conscientes. La auto-consciencia es la cualidad que nos permite, a su vez, ser auténticamente receptivos hacia el exterior. De la calidad de nuestra escucha y receptividad dependerá la calidad de lo que emanamos y emitimos. Estas son algunas de las imágenes de este viaje de reencuentro familiar y de siembra de Zhi Neng Qi Gong y de La VOZ. Así pasamos por Buenos Aires, La Plata, Salta la linda y Montevideo qué lindo te veo. Gracias a toda mi familia y a todas las personas que nos recibieron con tanto amor y palpable entusiasmo, constituyendo una nueva familia sin fronteras.
Gracias Ana, que bonito todo lo que nos transmites! Un gran abrazo, Dolors
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Gracias a ti Dolors
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