Esta medianoche entró un mensaje en el chat que conmovió a toda nuestra pequeña-gran comunidad. El mensaje era de nuestro compañero José Luis P. Creemos que compartir su testimonio será de gran utilidad para muchas personas. Gracias José Luis P. por compartir tu potente experiencia, permites que todos nos llenemos de coraje y confiemos más en las capacidades de la conciencia y en la eficacia de practicar.
El maestro Wei al leer el testimonio envió este mensaje.
«En momentos difíciles, la paz de mingjue va más allá del miedo».
Queridos amigos, el domingo pasado sufrí un accidente con mi moto. Hoy quiero compartir con ustedes mi experiencia con MingJue.
En décimas de segundo, un obstáculo apareció en medio del carril y en mi intento de esquivarlo, la moto derrapó y nos fuimos al suelo.
Caí de cabeza y a pesar de llevar puesto el casco, sufrí un fuerte golpe mientras mi cara se frotaba contra el asfalto. Perdí el conocimiento.
No lo recuperé hasta que alguien me enfocó en el ojo con una linterna, para ver si reaccionaba. No sabía dónde estaba, ni recordaba nada de lo ocurrido.
Vi aparecer a mi mujer, que viajaba conmigo en la moto y aunque la reconocí, no dejaba de preguntarme que hacía ella allí.
En mi estado semiconsciente, me parecieron unos pocos minutos los 35 que pasé tumbado en sobre la carretera, sin moverme, mientras sentía rechinar tierra en la boca e intentando entender que era todo aquello.
Volví a recuperar la consciencia dentro de la ambulancia. Mi mujer a mi lado me explicaba que habíamos tenido un accidente, pero yo seguía sin recordar nada, ¿dónde estamos?, ¿de dónde veníamos?… mi consciencia iba y venía.
Volví a recuperarla ya en urgencias, mientras una enfermera trataba infructuosamente de ponerme una vía en el brazo, porque mi cuerpo estaba temblando violentamente. Sentía un frío intenso por dentro, seguramente fruto del tiempo que pasé tumbado sobre el asfalto. A pesar de todo me sentía muy tranquilo.
Tras presenciar el cuarto intento de colocar la vía y sin tener aún una idea clara de lo que estaba pasando, me vino a la cabeza la sensación de que tenía que hacer algo para facilitarle la tarea e inmediatamente, así, sin más, decidí entrar en estado MingJue.
Sabía lo que tenía que hacer. Relajé el cuerpo, cerré los ojos, llevé la atención al centro del cerebro y le di la orden al cuerpo de que dejara de temblar. Y este lo hizo.
Con una sonrisa, sugerí a la enfermera que cambiara de brazo.
Durante la mayor parte del tiempo en urgencias, mientras hacían todo tipo de pruebas, lo pasé en estado MingJue, repitiendo el sonido […n, …n, …n, … ]. Me sentía bien. Realmente bien.
Escaneaba mi cuerpo trasladando la mejor información a cada célula, cada órgano y “sabía”, ¡¡realmente sabía!! que todo estaba bien…
Hoy estoy en mi casa, el resultado de todas las pruebas ha sido muy favorable. Las heridas y quemaduras en la cara, hombro, codo, rodilla y tobillo izquierdos se han cerrado y evolucionan muy rápidamente. No ha aparecido ningún moratón en el cuerpo, ni en la cara.
Me prescribieron uno potentes analgésicos (con componente opiáceo), pero no los estoy tomando porque ¡NO me duele prácticamente nada!
Mi mujer supo caer mejor y afortunadamente, solo tiene algunas heridas leves en una mano y rodilla y se encuentra estupendamente.
Pero ella pasó un gran susto al verme ensangrentado e inmóvil en el suelo. Sus secuelas han sido más emocionales.
A ella le duele todo el cuerpo y le han salido moratones en varios sitios.
Os cuento todo esto porque he podido comprobar por mí mismo, realmente, cómo nuestras células, todo nuestro cuerpo recuerda lo que le enseñamos, cuando es necesario.
Si le enseñamos a estar tranquilo, se calmará.
Si le enseñamos a estar sano, sanará.
Si practicamos MingJue todo el tiempo, nuestra conciencia tomará las riendas de la situación siempre que la necesitemos.
Muchas gracias a todos por formar parte de esta maravillosa comunidad de conciencia y ayudar a sostener el campo con vuestra práctica. HYLT
Hùn Yuán Líng Tōng 